Caso de estudio: Cómo diseñamos experiencias de wellness con alma, no con catálogo
- Sheila Hernandez
- 24 oct
- 2 Min. de lectura
El problema: “Queremos lanzar experiencias de wellness… pero no sabemos por dónde empezar”
Este fue el punto de partida con un hotel costero de arquitectura impecable, que había detectado algo claro:
Sus huéspedes no solo querían descansar.Querían renovar, pausar, sanar, reconectar.
Sabían que el wellness era una oportunidad. Pero no querían caer en lo típico:
Taller de yoga sin alma
Masajes genéricos
Infusiones que no decían nada
“Queremos que tenga sentido. Que sea algo real. Pero no sabemos cómo empezar.”
La estrategia: diseñar una experiencia de bienestar desde la identidad emocional del lugar
Desde mi mirada como La Arquitecta del Lujo, el wellness no se importa. Se descubre. Se revela. Se enraíza.
Cada espacio tiene una energía. Una geografía emocional.Y desde ahí, diseñamos las experiencias.
No se trata de ofrecer actividades. Se trata de crear pausas con propósito.
Las claves del diseño de wellness con sentido:
1. Escuchar el lugar
El hotel estaba frente al mar. Pero no lo usaban más que como vista. Creamos un concepto raíz:
“El agua como madre, como espejo, como regreso.”
Todo el programa de wellness giró en torno a eso.
2. Crear experiencias, no servicios
Diseñamos 3 microprogramas de bienestar sensorial:
Respira → sesiones de silencio activo frente al mar, con guía suave
Fluye → masaje con sonidos reales del entorno, agua, sal, cuencos
Regresa → escritura y reflexión guiada con elementos naturales del lugar
No eran talleres. Eran rituales.
3. Activar los sentidos desde el propósito
Cada experiencia se apoyaba en elementos sensoriales alineados:
Aroma de eucalipto y salvia
Té frío de limón y hinojo antes de cada sesión
Luz de velas y piedras cálidas en vez de lámparas frías
Palabras susurradas, no leídas
4. Darle un arco emocional a la estancia
Cada huésped podía elegir una intención al llegar:
Calmar, soltar, volver, despertar…Y cada día se le ofrecía algo sutil alineado con ese estado.
El resultado: bienestar que transforma, no que entretiene
Después del lanzamiento, el hotel:
Aumentó su duración media de estancia un 22%
Atrajo a un nuevo perfil de viajero slow + consciente
Recibió testimonios como:
“No vine solo a descansar. Vine a volver a mí.”
“No sé qué hicieron, pero salí distinto.”
“Es el primer lugar donde el wellness no fue decorativo. Fue real.”
El wellness verdadero no se ofrece. Se sostiene.
Desde mi mirada como La Arquitecta del Lujo, el bienestar no es una tendencia. Es una manera de cuidar. De acompañar. De sostener lo invisible.
Porque el cuerpo se relaja rápido. Pero el alma… solo se suelta cuando se siente vista.

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